Alberto Vilanova

Precursores de la Psicología en Argentina.

José Bleger

Precursores de la Psicología en Argentina.

Fernando Ulloa

Precursores de la Psicología en Argentina.

Jose Ingenieros

Precursores de la Psicología en Argentina.

Aníbal Ponce

Precursores de la Psicología en Argentina.

miércoles, 15 de junio de 2011

Resolución 343/2009 Ministerio de Educación

Ministerio de Educación
EDUCACION SUPERIOR
Resolución 343/2009

Apruébanse los contenidos curriculares básicos, la carga horaria, los criterios de intensidad de la formación práctica y los estándares para la acreditación de las carreras correspondientes a los títulos de Psicólogo y Licenciado en Psicología.

Bs. As., 30/9/2009

VISTO, lo dispuesto por los artículo 43 y 46 inciso b) de la Ley Nº 24.521 y el Acuerdo Plenario Nº 64 del CONSEJO DE UNIVERSIDADES de fecha 23 de junio de 2009, y

CONSIDERANDO:

Que el artículo 43 de la Ley de Educación Superior establece que los planes de estudios de carreras correspondientes a profesiones reguladas por el Estado, cuyo ejercicio pudiera comprometer el interés público, poniendo en riesgo de modo directo la salud, la seguridad o los bienes de los habitantes, deben tener en cuenta la carga horaria mínima, los contenidos curriculares básicos y los criterios sobre intensidad de la formación práctica que establezca el MINISTERIO DE EDUCACIÓN en acuerdo con el CONSEJO DE UNIVERSIDADES.

Que además, el MINISTERIO DE EDUCACIÓN debe fijar, con acuerdo del CONSEJO DE UNIVERSIDADES, las actividades profesionales reservadas a quienes hayan obtenido un título comprendido en la nómina del artículo 43.

Que de acuerdo a lo previsto por el mismo artículo en su inciso b), tales carreras deben ser acreditadas periódicamente por la COMISIÓN NACIONAL DE EVALUACIÓN Y ACREDITACIÓN UNIVERSITARIA (CONEAU) o por entidades privadas constituidas con ese fin, de conformidad con los estándares que establezca el MINISTERIO DE EDUCACIÓN en consulta con el CONSEJO DE UNIVERSIDADES según lo dispone el artículo 46, inciso b) de la Ley Nº 24.521.

Que mediante el Acuerdo Plenario Nº 21 del CONSEJO DE UNIVERSIDADES, de fecha 2 de octubre de 2003 y la Resolución Ministerial Nº 136 de fecha 23 de junio de 2004 se incluyó a los títulos de PSICÓLOGO y de LICENCIADO EN PSICOLOGÍA en el régimen del artículo 43 de la Ley de Educación Superior.

Que por Acuerdo Plenario Nº 64 de fecha 23 de junio de 2009 se prestó conformidad a las propuestas de contenidos curriculares básicos, carga horaria mínima, criterios de intensidad de la formación práctica y estándares de acreditación referidos a las carreras de Psicología y de Licenciatura en Psicología, así como a las actividades reservadas para quienes hayan obtenido los correspondientes títulos y también manifestó su conformidad con la propuesta de estándares para la acreditación de las carreras de mención, documentos todos ellos que obran como Anexos I, II, III, IV y V —respectivamente— del Acuerdo de marras.

Que dicha propuesta había sido aprobada por el CONSEJO INTERUNIVERSITARIO NACIONAL, mediante Resolución CE Nº 446 de fecha 14 de febrero de 2008 y Resolución CE Nº 524 de fecha 28 de abril de 2009.

Que frente a la necesidad de definir las actividades profesionales que deben quedar reservadas a los títulos de PSICOLOGO y de LICENCIADO EN PSICOLOGÍA y, considerando la situación de otras titulaciones ya incluidas en el régimen del artículo 43 de la Ley de Educación Superior o que pudieran serlo en el futuro con las cuales pudiera existir —eventualmente — una superposición de actividades, corresponde aplicar el criterio general adoptado por el CONSEJO DE UNIVERSIDADES respecto del tema, declarando que la nómina de actividades reservadas a quienes obtengan los títulos respectivos se fija sin perjuicio de que otros títulos incorporados al mismo régimen puedan compartir algunas de las mismas.

Que tratándose de una experiencia sin precedentes para las carreras, el CONSEJO DE UNIVERSIDADES recomienda someter lo que se aprueba en esta instancia a una necesaria revisión una vez concluida la primera convocatoria obligatoria de acreditación de carreras existentes y propone su aplicación con un criterio de gradualidad y flexibilidad, prestando especial atención a los principios de autonomía y libertad de enseñanza.

Que del mismo modo y tal como lo propone la Comisión de Asuntos Académicos en su Despacho Nº 60, corresponde tener presentes los avances que puedan lograrse en el proceso de integración regional, los que podrían hacer necesaria una revisión de los documentos que se aprueben en esta instancia, a fin de hacerlos compatibles con los acuerdos que se alcancen en el ámbito del MERCOSUR EDUCATIVO.

Que por tratarse de la primera aplicación del nuevo régimen a estas carreras, la misma debe realizarse gradualmente, especialmente durante un período de transición en el que puedan contemplarse situaciones eventualmente excepcionales.

Que también recomienda establecer un plazo máximo de DOCE (12) meses para que las instituciones universitarias adecuen sus carreras a las nuevas pautas que se fijen y propone que dicho período de gracia no sea de aplicación a las solicitudes de reconocimiento oficial y consecuente validez nacional que se presenten en el futuro para las nuevas carreras de Psicología y de Licenciatura en Psicología.

Que atendiendo al interés público que reviste el ejercicio de las profesiones correspondientes a los referidos títulos, resulta procedente que la oferta de cursos completos o parciales de alguna de las carreras incluidas en la presente que estuviera destinada a implementarse total o parcialmente fuera de la sede principal de la institución universitaria, sea considerada como una nueva carrera.

Que corresponde dar carácter normativo a los documentos aprobados en los Anexos I, II, III, IV y V del Acuerdo Plenario Nº 64/09 del CONSEJO DE UNIVERSIDADES, así como recoger y contemplar las recomendaciones formuladas en el mismo.

Que la DIRECCIÓN GENERAL DE ASUNTOS JURIDICOS ha tomado la intervención que le compete.

Que la presente se dicta en uso de las atribuciones conferidas por el artículo 43 de la Ley Nº 24.521.

Por ello,

EL MINISTRO DE EDUCACIÓN

RESUELVE:

Artículo 1º — Aprobar los contenidos curriculares básicos, la carga horaria mínima, los criterios de intensidad de la formación práctica y los estándares para la acreditación de las carreras correspondientes a los títulos de PSICOLOGO y LICENCIADO EN PSICOLOGIA, así como la nómina de actividades reservadas para quienes hayan obtenido los títulos respectivos, que obran como Anexos I —Contenidos Curriculares Básicos—, II —Carga Horaria Mínima—, III —Criterios de Intensidad de la Formación Práctica—, IV —Estándares para la Acreditación— y V —Actividades Profesionales Reservadas— de la presente resolución.

Art. 2º — La fijación de las actividades profesionales que deben quedar reservadas a quienes obtengan los referidos títulos, lo es sin perjuicio de que otros títulos incorporados o que se incorporen a la nómina del artículo 43 de la Ley Nº 24.521 puedan compartir parcialmente las mismas.

Art. 3º — Lo establecido en los Anexos aprobados por el artículo 1º de la presente deberá ser aplicado con un criterio de flexibilidad y gradualidad, correspondiendo su revisión en forma periódica.

Art. 4º — Establecer un plazo máximo de DOCE (12) meses para que los establecimientos universitarios adecuen sus carreras de grado de Psicología y de Licenciatura en Psicología a las disposiciones precedentes. Durante dicho período sólo se podrán realizar convocatorias de presentación voluntaria para la acreditación de dichas carreras. Vencido el mismo, se realizarán las convocatorias de presentación obligatoria.

Art. 5º — Una vez completado el primer ciclo de acreditación obligatoria de las carreras existentes al 23 de junio de 2009, se propondrá a! CONSEJO DE UNIVERSIDADES la revisión de los Anexos aprobados por el artículo 1º de la presente.

Art. 6º — Los documentos que se aprueban por la presente deberán ser revisados a fin de introducir las modificaciones que resulten necesarias de acuerdo a los avances que se produzcan en la materia tanto en el ámbito del MERCOSUR EDUCATIVO como en el marco del sub-espacio UE-ALC.

Art. 7º — En la aplicación que se realice de los documentos aprobados deberá tenerse especialmente en cuenta las situaciones excepcionales que pudieran derivarse de la participación de algunas de las carreras o instituciones que las imparten en procesos experimentales de compatibilización curricular, en el marco del sub-espacio internacional mencionado en el artículo anterior.

Art. 8º — Sin perjuicio del cumplimiento de otras normas legales o reglamentarias aplicables al caso, la oferta de cursos completos o parciales de alguna carrera correspondiente a los títulos mencionados en el artículo 1º que estuviere destinada a instrumentarse total o parcialmente fuera de la sede principal de la institución universitaria, será considerada como una nueva carrera.

NORMA TRANSITORIA

Art. 9º — Los Anexos aprobados por el artículo 1º serán de aplicación estricta a partir de la fecha a todas las solicitudes de reconocimiento oficial y consecuente validez nacional que se presenten para nuevas carreras correspondientes a los títulos de mención. Dicho reconocimiento oficial se otorgará previa acreditación por parte del organismo acreditador, no pudiendo iniciarse las actividades académicas hasta que ello ocurra.

Art. 10. — Comuníquese, publíquese, dése a la DIRECCIÓN NACIONAL DE REGISTRO OFICIAL y cumplido, archívese. — Alberto E. Sileoni

ANEXO I: CONTENIDOS CURRICULARES BÁSICOS PARA LAS CARRERAS DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA Y PSICOLOGÍA


Se definen los Contenidos Curriculares Básicos que deberán ser cubiertos obligatoriamente por las carreras, por ser considerados esenciales para que el título sea reconocido con vistas a su validez nacional. Los Contenidos Curriculares Básicos constituyen una matriz básica y sintética de la que se pueden derivar, según lo defina cada institución, lineamientos curriculares y planes de estudio diversos.

Los contenidos alcanzan no sólo aquello que a nivel conceptual y teórico es considerado imprescindible, sino las competencias que se desean formar, de manera tal que queda en manos de cada institución la elaboración del perfil del profesional deseado. Toda carrera de Licenciatura en Psicología y Psicología, debe asegurar que los contenidos específicos que defina en su Plan de Estudios sean adecuados para garantizar la formación correspondiente al perfil definido. Los CCB se organizan para su presentación en forma de áreas, lo cual no debe condicionar o generar rigideces que puedan atentar contra la necesaria flexibilidad curricular. El listado de contenidos no implica por otra parte una imposición de nombres, de cantidad de materias, ni de una organización particular de las mismas, sino que constituye un ordenamiento operativo. Este listado está orientado a explicitar los contenidos curriculares mínimos que deben ser considerados en las distintas currículas de las carreras de Licenciatura en Psicología y Psicología.

ORGANIZACION DEL PLAN DE ESTUDIO

El Plan de Estudio debe contemplar una formación generalista con pluralismo teórico y perspectiva multidisciplinaria, que posibilite la posterior especialización del egresado. La profesionalización se realizará a través del proceso de afianzamiento y complejización progresiva de los conocimientos teóricos y prácticos, reservándose la especialización como actividad de postgrado.

El Plan de Estudio contempla las áreas de formación, los contenidos curriculares básicos, la carga horaria, los criterios de intensidad de la formación práctica y los requisitos de titulación.

AREAS O INSTANCIAS DE FORMACION

La formación académico-profesional del LICENCIADO EN PSICOLOGIA o PSICOLOGO comprende dos instancias graduales y secuenciales: la primera está orientada a la adquisición de conocimientos y capacidades básicas e instrumentales de la disciplina; la segunda tiene por objetivo la integración de conocimientos, su profundización académica y la aplicación a las distintas áreas de práctica profesional. La estructura del Plan de Estudio, por lo tanto, deberá contemplar estas dos instancias.

La Carrera debe contemplar tres áreas de formación, sin perjuicio de la flexibilidad e integración curricular que determine cada Unidad Académica.

a) Area de Formación Básica. Corresponde al conocimiento de los procesos básicos de la conducta humana: biológicos, psicológicos y socioculturales y de sus características en las diferentes etapas evolutivas y desde los distintos enfoques teóricos, considerando la historia de la Psicología y la metodología de la investigación.

b) Area de Formación General y Complementaria. Corresponde a asignaturas y actividades curriculares de otras disciplinas, tendientes a la formación integral.

c) Area de Formación Profesional. Corresponde a la formación en los distintos campos de aplicación profesional del ejercicio de la Psicología; a partir de los conocimientos teóricos, metodológicos e instrumentales para la evaluación, diagnóstico, tratamiento, pronóstico e intervención psicológica, que permitan el reconocimiento y delimitación de distintas entidades psicológicas y psicopatológicas desde diferentes concepciones teóricas

Los campos de aplicación son: Clínica, Educacional, Jurídico-Forense, Laboral-Organizacional, Social-Comunitaria, Sanitaria y Emergentes: Psicología Política, Psicología Económica, Psicología del Tránsito, Psicología de la Actividad Física y del Deporte; Psicología de las Emergencias y Catástrofes, entre otras.

CONTENIDOS CURRICULARES BASICOS

Los contenidos curriculares básicos abarcan información teórica, conceptual y práctica, dejando espacio para que cada Institución elabore el propio. Toda Carrera de Psicología debe asegurar que los contenidos específicos sean adecuados para garantizar la formación correspondiente al perfil definido.

Los contenidos curriculares básicos deben asegurar la adquisición de los conocimientos, habilidades y actitudes que permitan un desempeño profesional idóneo.

Los ejes temáticos que constituyen los contenidos curriculares básicos deben contemplar la formación en:

A. PROCESOS BIOPSICOSOCIALES

A.1. Procesos biológicos y neuropsicológicos: Se refiere al estudio de estructuras y funciones biológicas, neurofisiológicas y neuropsicológicas involucradas en la constitución y funcionamiento del psiquismo.

A.2. Procesos psicológicos: Conjunto de aspectos que integran las dimensiones consciente e inconsciente del psiquismo, según diferentes modelos teóricos.

Estos incluyen:

a. Procesos psicológicos que se refieren a las dimensiones relacionadas con el conocimiento, sus condiciones de posibilidad y su construcción.

b. Procesos psicológicos que se refieren a la dimensión dinámica del psiquismo.

c. Procesos del desarrollo que se refieren a la dimensión evolutiva a lo largo del ciclo vital.

A.3. Procesos socioculturales: Se refieren a los procesos de subjetivación, individuación, personalización y socialización.

B. DESARROLLOS DE LA PSICOLOGIA EN RELACION CON LOS INDIVIDUOS, PAREJAS, FAMILIAS, GRUPOS, INSTITUCIONES, ORGANIZACIONES Y COMUNIDADES.

Se refiere al estudio de procesos intersubjetivos, interactivos y dinámicos que se desarrollan en los grupos, las instituciones, las organizaciones y la comunidad. Los contenidos de este eje temático son transversales, por lo que su desarrollo implica una interrelación con los otros ejes descriptos.

C. PROCESOS PSICOPATOLOGICOS

Se refiere a los procesos psicopatológicos y a la categorización de las estructuras psicopatológicas.

D. HISTORIA DE LA PSICOLOGIA

Se refiere a la construcción y desarrollo de los paradigmas, teorías y enfoques de la Psicología, desde sus orígenes; y a su constitución como ciencia y profesión.

E. METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION PSICOLOGICA

Se refiere al estudio de la producción y validación de los conocimientos científicos, a los fundamentos epistemológicos, estrategias metodológicas y diseños de investigación en Psicología, cuantitativa y cualitativa.

F. EVALUACION Y DIAGNOSTICO PSICOLOGICOS

Se refiere a los conocimientos teórico-instrumentales que permiten adquirir las destrezas necesarias para la evaluación, diagnóstico y pronóstico psicológico, según la edad del sujeto, las diferentes demandas y las peculiaridades de cada ámbito de aplicación.

G. INTERVENCIONES EN PSICOLOGIA

Se refiere al conocimiento de las diferentes estrategias, métodos y técnicas de abordaje e intervención referidas a las problemáticas que atañen a cada campo de la Psicología teniendo en cuenta la promoción de la salud. Comprende el conocimiento del conjunto de modelos teóricos y técnicos psicoterapéuticos.

H. FORMACION COMPLEMENTARIA EN OTRAS DISCIPLINAS

Se refiere a contenidos filosóficos, antropológicos, sociológicos, lingüísticos, entre otros, que permiten integrar, situar y delimitar el conocimiento de lo psíquico, así como ampliar su horizonte de comprensión.

I. ETICA Y DEONTOLOGIA PROFESIONAL

Se refiere a los conocimientos éticos y deontológicos, a la legislación y a las cuestiones jurídicas que se relacionan con el ejercicio profesional en Psicología.





ANEXO II: CARGA HORARIA MÍNIMA PARA LAS CARRERAS DE LICENCIATURA EN PSICOLOGIA Y PSICOLOGIA


Se define una carga horaria total mínima de tres mil doscientas (3200) horas, áulicas y extraáulicas. El número de horas con presencia simultánea de docentes y alumnos no podrá ser inferior a 2600. Las horas podrán ser teóricas, teórico-prácticas, prácticas tutoriadas, prácticas pre-profesionales.

De la carga horaria total, dos mil setecientas horas (2700) se destinarán a la formación teórica y las restantes quinientas (500) se referirán a la formación práctica.

El número de horas por área curricular está dado en rangos a fin de que cada universidad pueda definir y adecuar su propuesta académica de acuerdo las especificidades de su misión y objetivos.

CARGA HORARIA TEÓRICA MÍNIMA POR ÁREA CURRICULAR

ÁREA CURRICULAR
AMPLITUD EN PORCENTAJE
Formación Básica
30 - 40%
Formación General y Complementaria
15 - 25%
Formación Profesional
45 - 55%
Carga horaria mínima de la formación teórica = 2700 horas
100%

Las horas prácticas serán de dos tipos:

a) Horas prácticas que formarán parte de las asignaturas con indicadores visibles en los respectivos programas y que proporcionarán productos tangibles tales como: monografías, informes escritos, observaciones, entrevistas, encuestas, sondeos de opinión, trabajos de evaluación psicológica, estudio de casos, investigación, trabajos de campo.

Las mismas estarán destinadas a la adquisición de habilidades y conocimientos metodológicos y de dispositivos de evaluación e intervención psicológicas.

b) Las horas prácticas profesionales tutoriadas tendrán una carga horaria mínima de doscientas cincuenta horas (250). Los objetivos y características principales de estas prácticas intensivas e integrativas, son la vinculación del mundo académico con el mundo del trabajo, a través de la integración de los conocimientos teórico-prácticos, que garanticen el aprendizaje de los contenidos procedimentales ("saber hacer") y de las reglas de funcionamiento profesional. Deben implementarse en el último tramo del trayecto formativo, cuando el alumno esté en condiciones de contar con los conocimientos que las posibilitan. Para ello, los estudiantes se incorporan a proyectos o programas de la propia unidad académica o de instituciones u organizaciones en las que se desempeñan profesionales de la disciplina en posiciones laborales específicas (incluida la de investigación).

Las carreras que se desarrollarán bajo la modalidad a distancia deberán ajustarse a la normativa vigente.

ANEXO III: CRITERIOS DE INTENSIDAD DE LA FORMACIÓN PRÁCTICA PARA LAS CARRERAS DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA Y PSICOLOGÍA


Los criterios para determinar la intensidad de la formación se formulan considerando los contenidos mínimos y el perfil profesional.



ANEXO IV: ESTÁNDARES PARA LA ACREDITACIÓN DE LAS CARRERAS DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA Y PSICOLOGÍA


1. Contexto Institucional

a. La Carrera de psicología debe desarrollarse en Universidades o Institutos Universitarios que cumplan con lo establecido por la LES.

b. A fin de lograr el cumplimiento de su misión, la Institución Universitaria debe promover la vinculación con organizaciones civiles, profesionales y entidades públicas y privadas. Para ello tenderá a establecer convenios y acuerdos que aseguren un marco para las actividades a realizar.

c. La Carrera de psicología debe mostrar coherencia con la misión, propósitos y objetivos institucionales.

d. La carrera debe contar con instancias institucionalizadas responsables del diseño y seguimiento de la implementación del Plan de Estudio y su revisión periódica, de acuerdo a las pautas que rigen en cada Institución.

e. La misión institucional de la Unidad Académica sede de la Carrera, el Plan de Estudio, sus objetivos, funcionamiento y reglamentaciones, deben estar explícitamente definidos y deben ser de conocimiento público.

f. La Unidad Académica debe contar con una organización administrativa adecuada a sus fines, con funciones y mecanismos de gestión claramente identificados y distribuidos, que permitan alcanzar los objetivos y el perfil propuesto.

g. Los cargos directivos y de gestión deben estar cubiertos conforme lo establecido por los estatutos de cada Institución Universitaria.

h. Según corresponda, el Decano, Director o responsable de la carrera debe poseer título de grado de Licenciado en Psicología o Psicólogo y acreditar antecedentes y dedicación compatibles con la naturaleza del cargo.

i. Los sistemas de registro y procesamiento de la información académica y los canales de comunicación deben ser confiables, eficientes y actualizados.

2. Formación y Plan de Estudios

a. El plan de estudios tiene como objetivo la formación de profesionales e investigadores capaces de abordar la problemática psicológica desde distintos enfoques teóricos y prácticos; de interrogarse sobre el valor científico y social de sus conocimientos, de proponer prácticas frente a situaciones diversas y ámbitos emergentes, dispuestos a considerar su profesión como una tarea de formación y actualización permanente y rigurosos en el cumplimiento de los principios y normas de la ética profesional.

b. El plan de estudios debe permitir que los alumnos lleguen a conocer y diferenciar los fundamentos epistemológicos y científicos de las teorías y las prácticas psicológicas y adquirir conocimientos idóneos dentro de las distintas áreas de actividad profesional, acordes a las actividades reservadas al título profesional.

c. Debe existir una reglamentación que tenga en cuenta los requisitos para acceder al cursado y promoción de cada asignatura, mediante un esquema de correlatividad que garantice la continuidad y coherencia en el aprendizaje.

d. Las asignaturas deben contar con un Programa que contenga objetivos, contenidos, carga horaria, descripción analítica de las actividades teóricas y prácticas, bibliografía, metodología con la cual se desarrollará y formas de evaluación utilizada.

e. La evaluación del aprendizaje debe ser congruente con los objetivos y metodologías de la enseñanza previamente definidos. En la Carrera se debe considerar periódicamente la frecuencia, cantidad y distribución de evaluaciones exigidas.

f. El plan de estudios debe cumplir con los contenidos curriculares básicos, la carga horaria y la intensidad de la formación práctica.

g. La carga horaria total no deberá ser inferior a las 3.200 horas, de las cuales 2.700 horas serán teóricas y 500 hs. de formación práctica.

h. El Plan de Estudio debe sostener una permanente relación teórico-práctica en función de los contenidos mínimos desarrollados en cada área temática.

i. El plan de estudios debe tener una estructura y organización que permita su actualización continua.

j. El Trabajo Integrador Final (TIF) y la práctica profesional supervisada son requisitos para la titulación.

3. Cuerpo Académico

a. La Carrera debe disponer de docentes idóneos y en cantidad apropiada para cumplir su misión y objetivos en las distintas áreas de su quehacer.

b. El cuerpo docente debe acreditar formación y antecedentes adecuados a las funciones que desempeña.

c. El ingreso y la permanencia en la docencia, deben regirse por mecanismos que garanticen la idoneidad del cuerpo académico. La trayectoria académica y la formación profesional de los integrantes del cuerpo académico, deben estar documentadas y ser adecuada a las funciones que desempeñan.

d. Los legajos del personal docente deben incluir también su trayectoria académica actualizada.

4. Estudiantes y Graduados

a. La institución universitaria debe explicitar los requisitos de ingreso, permanencia y titulación de los estudiantes.

b. La Institución debe disponer mecanismos de seguimiento de los estudiantes y de información sobre su rendimiento, permanencia, como medidas efectivas de retención.

c. La Unidad Académica deberá velar por el resguardo de toda la documentación relativa al sistema de alumnos: legajos académicos, evaluaciones periódicas, actas de examen y todo otro material que certifique la trayectoria académica del estudiante, guardando las normas de confidencialidad correspondientes.

d. La Unidad Académica debe contar con instancias de orientación y apoyo a los estudiantes que les faciliten la permanencia y adecuado rendimiento en la carrera, tales como tutorías, asesorías y orientación profesional en cantidad y calidad suficiente.

e. La Institución debe prever mecanismos de seguimiento de graduados con el objetivo de evaluar el impacto de la formación recibida en su ejercicio profesional.

5. Personal de Apoyo

a. La Unidad Académica deberá contar con un número suficiente de personal de apoyo, acorde con la planta docente, la matrícula de alumnos y el desarrollo de las actividades de docencia, investigación y extensión que se implementen.

6. Infraestructura, equipamiento y recursos presupuestarios

a. Deberá propenderse a la informatización de todos los procesos administrativos. Para ello deberá contarse con el equipamiento informático necesario y apropiado.

b. La planta física en donde se implante la carrera debe ser suficiente para el desarrollo de las actividades de docencia, investigación y extensión y adecuada a las funciones que en ella se cumplen.

c. La Carrera debe tener acceso a bibliotecas y centros de información actualizados que dispongan de un acervo bibliográfico pertinente y variado.

ANEXO V: ACTIVIDADES PROFESIONALES RESERVADAS A LOS TÍTULOS DE LICENCIADO EN PSICOLOGÍA Y PSICÓLOGO


1. Prescribir y realizar intervenciones de orientación, asesoramiento e implementación de técnicas específicas psicológicas tendientes a la promoción, recuperación y rehabilitación de la salud, a la prevención de sus alteraciones y la provisión de los cuidados paliativos.

2. Prescribir y realizar acciones de evaluación, diagnóstico, pronóstico, tratamiento, seguimiento, recuperación y rehabilitación psicológica en los abordajes: individual, grupa!, de pareja, familia, instituciones, organizaciones y en lo social-comunitario.

3. Prescribir y realizar acciones de evaluación psicológica, psicodiagnóstico, pronóstico y seguimiento en los abordajes: individual, de pareja y familia.

4. Prescribir y efectuar psicoterapias individuales, familiares, grupales y de pareja.

5. Realizar indicaciones psicoterapéuticas de internación y externación de personas por causas psicológicas. Indicar licencias y/o justificar ausencias por causas psicológicas.

6. Desarrollar y validar métodos, técnicas e instrumentos de exploración, evaluación y estrategias de intervención psicológicas.

7. Diagnosticar, realizar peritajes, asesorar y asistir psicológicamente, en el campo jurídico-forense, a personas en conflicto con la ley y víctimas de delitos, a sus respectivos familiares, e intervenir en los aspectos psicológicos de las problemáticas de minoridad.

8. Diagnosticar, evaluar, asistir, orientar y asesorar en todo lo concerniente a los aspectos estrictamente psicológicos en el área educacional.

9. Prescribir y realizar orientación vocacional y ocupacional, en aquellos aspectos estrictamente psicológicos.

10. Elaborar perfiles psicológicos a partir del análisis de puestos y tareas e intervenir en procesos de formación, capacitación y desarrollo del personal, en el marco de los ciclos de selección, inserción, reasignación, reinserción y desvinculación laboral. Asesorar en el ámbito de higiene, seguridad y psicopatología del trabajo.

11. Diagnosticar, evaluar, asistir, orientar y asesorar en lo concerniente a los aspectos psicológicos en el área social-comunitaria para la promoción y la prevención de la salud y la calidad de vida de grupos y comunidades y la intervención en situaciones críticas de emergencias y catástrofes.

12. Participar desde la perspectiva psicológica en el diseño, la dirección, la coordinación y la evaluación de políticas, instituciones y programas de salud, educación, trabajo, justicia, derechos humanos, desarrollo social, comunicación social y de áreas emergentes de la Psicología.

13. Dirigir, participar y auditar servicios e instituciones públicas y privadas, en los que se realicen prestaciones de salud y de salud mental.

14. Asesorar en la elaboración de legislación que involucren conocimientos y prácticas de las distintas áreas de la Psicología.

15. Realizar estudios e investigaciones en los diferentes áreas del quehacer disciplinar, a saber:

a. Los procesos psicológicos y psicopatológicos a lo largo del ciclo vital.

b. Los procesos psicológicos involucrados en el desarrollo y funcionamiento de los grupos, instituciones, organizaciones y la comunidad.

c. La construcción y desarrollo de métodos, técnicas e instrumentos de intervención psicológica.

16. Planificar, dirigir, organizar y supervisar programas de formación y evaluación académica y profesional en los que se aborden actividades reservadas al título.

domingo, 5 de junio de 2011

VI Jornadas nacionales de psicología del tránsito “Transitando en Salud una nueva cultura vial”

 5 y 06  de Agosto de 2011, Ciudad  de Córdoba. 
Estas VI Jornadas Nacionales son el resultado y continuación del recorrido de un conjunto de psicólogos de diversas provincias agrupados en la Comisión Nacional de Psicología del Tránsito de FEPRA Federación de Psicólogos de la República Argentina. Este año, tenemos el honor de organizarlas desde el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba.
Esta circunstancia nos pone frente al desafío de abordar al transitar saludable en nuestra cultura,  desde una perspectiva que incluya el concepto de desplazamiento como acción indispensable del que depende la salud de la población. Nos desplazamos para estudiar, trabajar, recrearnos, reunirnos con otros…
Actividad al fin que se desenvuelve en un lugar de encuentro, en el que se expresan conflictos y posibilidades de construir de un espacio de convivencia y tolerancia. En ese camino estamos y a él los convocamos.
Ejes temáticos:
  • Transitar y  Salud: Paradigmas.
  • El Factor Humano,  Abordaje Interdisciplinario.
  • Prevención y Educación Vial, Trabajo en la Comunidad.
  • El Papel del Estado en el Espacio Público.
  • Evaluación Psicológica y Otorgamiento de Licencias.
  • Conductas de Riesgo, Violencia y Uso de  Sustancias.
  • Investigaciones.
Convoca: Federación de Psicólogos de la República Argentina
Organiza: Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba
Coordina: Comisión de Psicología del Tránsito CPPC.

viernes, 27 de mayo de 2011

La Psicología. Sus problemas fundamentales. Por Alberto R. Vilanova

Consideradas desde una perspectiva sociohistórica, las ciencias y profesiones son fenómenos de vida breve. Hijas de demandas sociales y económicas cambiantes, viven un constante estado de transformación, fluencia e interpretación. La psicología no es ajena a este proceso, y sus temas y problemas centrales, sus ambigüedades y perplejidades lo reflejan. En este apartado se abordarán los conflictos internos de la psicología desde cuatro  dimensiones: la histórica, la teórica, la metodológica y la profesional.

Problemas históricos

La mayor parte de los psicólogos entiende que su disciplina advino al mundo en 1879, cuando, en conflictiva ruptura con la filosofía, es creado por Wilhelm Wundt (1832-1920) el primer laboratorio experimental en Leizpig, Alemania. Sin embargo, este mito creacionista se ha visto empañado, más de una vez, por argumentaciones y evidencias de signo contrario. En primer lugar, se ha señalado que si el laboratorio experimental habría de considerarse la divisoria de aguas entre una psicología especulativa –filosófica- y otra empírica –científica-, el hito fundacional debiera atribuirse a Gustav Fechner (1801-1887), quien, con su “psicofísica” experimental (1860), nacida en laboratorios similares a los de Wundt, habría constituido el verdadero eslabón de enlace entre las indagaciones fisiológicas que se encontraban con problemas psicológicos y aquellas otras que, algo más tarde, preocupadas por resolver problemas psicológicos apelaron a la fisiología. Pero otras dos objeciones, también importantes, ensombrecen la imagen de Wundt fundador. Los italianos, atentos a sus propios próceres, se encuentran en condiciones de probar que el primer tratado de psicología experimental (1873) y también el primer laboratorio (1876) fueron obra del antropólogo Giuseppe Sergi (1841-1936), con lo que Roma reemplazaría a Leizpig como ámbito del acto de creación. Por último, estudios documentales sobre los epistolarios y los escritos públicos de Wilhelm Wundt han demostrado el error de atribuir intenciones autonomistas a su actividad, poniendo en evidencia que fue, en realidad, un vigoroso opositor a la idea de separar la psicología de la filosofía, ya que, según él, un psicólogo puro no sería sino un mero tecnólogo, victima inveterada de filosofías implícitas e ingenuas. Sobre esta base, algunos historiadores sugieren que el verdadero nacimiento de la psicología como disciplina independiente es solidario al de su emergencia como carrera universitaria y como profesión, hecho ocurrido en la última década del siglo anterior en Estados Unidos. Si éste fuera el criterio, sería insoslayable el reconocimiento al pionerismo a Stanley Hall (1844-1924), primer doctorado en psicología y organizador de la primera asociación de psicólogos en 1892.
Pero no todos presuponen que el experimento constituye la piedra de toque para discernir la aparición de una psicología científica. Si se prestara atención, antes que nada, a la intención de autonomía, parece seguro que la psicología nace con Johan Friedrich Herbart (1776-1841), el primer pensador que, a través de un manifiesto programático (Psychologie als Wissenschaft, 1824), anunció que ésta es una ciencia autónoma, tanto de la filosofía cuanto de la fisiología, inaugurando, de paso –antes que Wundt y Freud, respectivamente- las ideas de la cuantificación de los procesos psíquicos y de la existencia de un inconsciente reprimido. Si el centro de interés para establecer un nacimiento mítico  lo constituyera no el experimento molecular sino la observación extrospectiva –método que nadie ha impugnado como anticientífico- brota una cohorte de investigadores en condiciones de aspirar al honroso cargo que se discute. Y, en efecto, ha llegado a afirmarse que la psicología como ciencia natural nace en las inferencias observacionales que Charles Darwin (1809-1882) dedica, en un significativo escrito (The expresión of the emotions in man and animal, 1872), a las convergencias entre el psiquismo humano y el de los grandes primates, inaugurando el estudio comparado del comportamiento ecológico y espontáneo, único abordaje confiable, no artificial, al que debería acudir el psicólogo. También, y por último, la observación como sustituto del experimento fue propuesta por la psicología patológica, la que puede considerarse nacida en Théodule Ribot (1839-1916). Ribot, sin por ello dejar de admirar la tradición experimental alemana, postuló que el único recurso valido para comprender como se estructura el psiquismo no es la observación longitudinal de su desestructuración, lo que sólo ocurre en la enfermedad mental (Les maladies de la mémoire, 1881; Les maladies de la personnalité, 1885). Así, esta “Escuela de Paris”, antagonista de la de Leizpig, inició una tradición medicalista en psicología –importa señalar que Jean Martin Charcot (1825-1893) presidió el primer congreso mundial de psicología, en 1889-, continuada por Pierre Janet (1859-1947), el primero en definir a la psicología como ciencia del comportamiento. Si bien esta vertiente clínica perdió el combate por la preeminencia ante las huestes alemanas y angloamericanas –promotoras del experimento como recurso de privilegio- constituye, para el historiador de las ideas, un testimonio de otro posible “nacimiento”.
Parece evidente, a la luz de lo expuesto, que la psicología asoma al escenario de las ciencias como una empresa plural, de contornos imprecisos, fuertemente condicionada por factores epocales, culturales e incluso políticos. Alimentada por un amplio espectro de saberes y de praxiologías preexistentes (epistemología, axiología, biología, medicina, antropometría) esta disciplina constituyó una floración tardía de la civilización industrial, y tempranamente se le exigieron respuestas eficaces a urgencias sociales de diverso tenor. Comparte, con el resto de las empresas científicas, la dependencia de variables extraacadémicas, la no rigurosa demarcación de su territorio, la multiplicidad de versiones sobre el origen, la inexorabilidad de su desaparición en aras de disciplinas más especializadas y más estrictas.
Si la psicología, en síntesis, ha de dividirse en dos estadios, uno “precientífico” y otro “científico”, debe ser hallado ese mojón indicador de la separación, lo que conduce a múltiples cultos al “acontecimiento inicial’, recurso que no es el de la historia científica. Contrariamente, si se centra el interés no en los acontecimientos sino en los procesos de larga duración, podrá apreciarse más realísticamente el complejo entramado socioeconómico y cultural que subyace a las artes, ciencias y profesiones humanas, y que muestra a éstas como un universo de actividades con nombres propios cambiantes y con permanentes ciclos de nacimientos, muertes relativas, transformaciones y también relativos resurgimientos.

Problemas teóricos

Frecuentemente se señala la escolasticidad –división en escuelas- de la psicología con la intención de resaltar su “inmadurez”, su advenimiento reciente al sistema de las ciencias. Esta observación es más frecuente entre los psicólogos mismos que entre los cultores de las ciencias puramente naturales y experimentales. Se indica que la división en múltiples escuelas de pensamiento, esto es, en explicaciones dispares para una misma incógnita, no hace más que poner de manifiesto un tipo de desacuerdo imposible para las ciencias. Cualquier pregunta que se haga a un psicólogo obtendrá entonces, una respuesta escolástica, y, por eso mismo, escasamente confiable. Algunos, desesperados por esta situación, promueven o anuncian la extinción de las escuelas, lo que se evidenciaría en la aceptación universal de algún objeto de estudio –los procesos mentales, la conducta, la actividad, etc. Estos dos planteos, el de la inmadurez de la disciplina y el del objeto de estudio consensuado, merecen un tratamiento algo detenido en sus muchos matices.
Conviene, en primer término, recordar que nunca se partió, en ciencia, de un saber ya unificado, y que la historia del conocimiento no es sino una constante crónica de reyertas entre sistemas de pensamiento dispares. Aun hoy, el biopatólogo y el fisiólogo experimental se debaten en un piélago de teorizaciones sobre la naturaleza de la arteriosclerosis, la diabetes, los canceres o cualquier tipo de proceso degenerativo. El físico, el matemático, el astrónomo y el exobiólogo deben optar, antes de establecer hipótesis operativas, por algunos de los divergentes “modelos de universo” que hoy encuentran disponibles, aunque más no sea como telón de fondo coherentizador o inspirador. El geólogo necesita elegir entre las muchas teorías que intentan explicar los misteriosos procesos internos del planeta, si aspira a legitimar sus asertos sobre la delgada napa hasta ahora conocida, y el biólogo evolucionista se detiene perplejo ante las variadas y antagónicas versiones sobre la correlación emergencia –la vida, el universo, el hombre, los astros, la salud, etc- promueve, desde el comienzo, la existencia de sistemas y teorías en conflicto. Por otra parte los “próximos pasos” de cada disciplina, esto es, sus tópicos aun no elucidados, existen sólo en un plano teórico. En este sentido, es valida la sentencia de Goethe :cualquier hecho fue antes una teoría. Todo saber no tautológico, que no constituya un discurso sobre lo conocido, es un saber escolástico, y el científico lo es más que ningún otro, precisamente porque se anuncia a sí mismo como cuestionamiento, como intento de refutar las afirmaciones de ayer. El científico es un enemigo del sentido común y un promotor de aquello que Robert Oppenheimer denominara “sentido insólito”, pues su quehacer no es sino la búsqueda tenaz de lo inédito, que al comienzo siempre es disparmente teorizado.
La psicología, entonces, posee sistemas, teorías, modelos y “escuelas” como cualquier otro emprendimiento científico. Su debate epistemológico interno no puede ser cancelado a favor de alguna verdad sobre “lo real”, pues las ciencias son mucho más exploraciones de teorías que de realidades del sentido común. La existencia de escuelas no es  un indicador de inmadurez sino del estado de ebullición propio de toda ciencia viva.
El segundo planteo merecedor de problematización es el de un objeto estable, único, aceptado por todos. Las ciencias, en su rumbo veloz y arborescente hacia la ruptura y la generación de nuevas ciencias, estudian muchos objetos a la vez, y todos ellos se imponen como aceptables. El genetista, el etólogo, el ecólogo humano y el palinólogo encaran, por ahora sin dejar de ser biólogos, tópicos muy dispares, y no los unirá más el recordar que estudian “la vida”. En psicología, el experto en aprendizaje se ocupa de problemas que no son sino remotamente los del motivólogo, el teórico del desarrollo o el psicólogo social, político o comunitario. La psicología estudia el comportamiento, en sus planos molar y molecular, y también la cognición, la personalidad, la motivación y la interacción microsocial movida por valores e ideologías. Estos capítulos serán, andando el tiempo, ciencias independientes, y ya se advierte en algunas naciones (en Estados Unidos, por ejemplo, cuna de la psicología universitaria) la creación de carreras distintas para dar cuenta de campos que ayer fueron exclusivos del psicólogo –cognición, comportamiento interpersonal, procesos psicobiológicos. Es que el mayor problema de la psicología contemporánea no es el de recortar su especificidad frente a otras disciplinas o el de proclamar su madurez sino el de interrogarse sobre si su inaudita expansión no conspira contra la idea original de disciplina única, y sobre cuánto tiempo podrá sostener el “control jurídico”, bajo el vocablo psicología, de la profusa y heterogénea masa de investigaciones en curso.
Lo anteriormente señalado obliga a encarar otro aspecto problemático de la teorización psicológica: el de constituir el puente conceptual que une los informes provenientes de las ciencias naturales con aquellos oriundos de las ciencias sociales. Reconociendo al psiquismo como el producto de la intersección entre el organismo –con su bagaje filogenético- y la sociedad –con su densa herencia histórica-, es probable que la elucidación de sus reglas de funcionamiento y de sus factores de causación constituya la empresa más ambiciosa de la comunidad científica, con sesgos, incluso, utopistas. La investigación psicológica, en efecto, transita desde los tópicos más “microscópicos”, como pueden serlo el comportamientos segmental de alguna especie animal o de algún sector aislado del sensorio humano, hacia los más “macroscópicos”, como los fenómenos de muchedumbre, publico, auditorio o representación colectiva. ¿Qué concepción teórica puede, sin ser sospechada de metafísica, articular estos procesos donde se interpretan datos de la química biológica, la fisiología, la socioantropología e incluso la economía? ¿Puede, una ciencia que es en realidad interdisciplinaria, soportar estas tensiones y dar respuestas en su propio idioma, distinto al del biólogo, el sociólogo o el historiador? Impulsados, por cierto que legítimamente, por afanes tanto de tipo científico como gremial, algunos psicólogos han propuesto a su propia especialidad como formula para evitar la dispersión. Así, se ha podido afirmar que el lenguaje de la etnopsicología (Hau, F.L.K., 1970; Hofstede, G., 1983), o bien el de la biopsicología (Rosenzweig, M., 1982) acabará constituyéndose en el código común para axiomatizar, en el futuro, toda la teorización psicológica. Esta propuesta de unidad desde la propia óptica no parece distinta de aquello otra que, proclamando la abolición de los sistemas psicológicos, sugiere como objeto de estudio único al que fuera distintivo de uno de los sistemas, el cual habría sobrevivido, extrañamente, a la extinción.
Sin que por su complejísima urdimbre puedan ser analizados  en este apartado, pueden mencionarse otros factores que inciden en los planos teóricos de la psicología. Uno de ellos es el carácter nacional de las tradiciones científicas, que han producido modelos de la mente solidarios con las culturas locales. Estos modelos regionales, a su vez, han impulsado investigaciones empíricas con hallazgos no discutidos. Gordon Allport ha señalado la existencia de una psicología “centroeuropea”, nacida al claror de la filosofía racionalista y de las vicisitudes políticas de Alemania, Italia y Francia, y de otra “angloamericana”, infrutescencia del empirismo filosófico y de las revoluciones liberales (1956). En la primera, se postula una mente autoactiva, con fuerzas de carácter innato y por lo tanto fijo; en la segunda el psiquismo es variable dependiente del ambiente y, por ello, plástico e influíble. Serian centroeuropeos los modelos gestálticos, comprensivos, fenomenológicos y estratigráficos, en tanto el funcionalismo, el conductismo, la reflexología y el psicoanálisis culturalista portarían la impronta empirista angloamericana. La escuela soviética, por su parte, ha postulado una psicología relativista y sociológica inspirada en el materialismo histórico, la que ha conducido a los ahora clásicos desarrollos de Lev Vigotsky, Alexander Luria, Konstantin Platonov, Bluma Zeigarnik, Alexei Leontiev o Piotr Galperin.
También aspectos de orden académico, tales como la formación profesional de origen, han laborado a favor de teorías antagónicas pero promotoras, sin embargo, de evidencias empíricas inomitibles. Así, las teorías del isomorfismo de Wolfgang Köhler y del campo dinámico de Kurt Lewin llevan la impronta de esos “físicos-psicólogos” en tanto cualquier variedad del psicoanálisis, así como los temas en los que éste predica de sí la solvencia, delatan su linaje médico. El énfasis en los valores, el sentido y la teleología, presente en la investigación contemporánea, nace entre historiadores, eticistas y axiólogos como Wilhelm Dilthey, Heinrich Rickert o Wilhelm Windelband.
Tópicos como el aprendizaje, la inteligencia o la creatividad crece a partir de pedagogos y epistemólogos (desde John Dewey o Edouard Claparede hasta Jean Piaget o A. S. Makárenko), y el recurso a los laboratorios y a los procesos básicos ha distinguido a los psicólogos diplomados como tales, a quienes, durante la primera mitad del siglo, se los concibió ante todo como investigadores “puros”.
Además de las coloraciones nacionales y academicas, la teoría psicológica ha sido y es influida por factores ideológicos, en el sentido amplio de este término. Joseph Remi Nuttin, por ejemplo, (considerado uno de los expertos más conspicuos en motivación) parte de premisas religiosas en sus primeros escritos –por caso: Psychanaly et conception spiritualiste de l’homme, 1995-, y estas creencias inspiran una secuencia de investigaciones provistas de sólido piso empírico. El marxismo puede ser hallado detrás de las profusas contribuciones observacionales de Henri Wallon; el vitalismo inspira las concepciones psicobiológicas de Kurt Goldstein; el existencialismo y aun el budismo dejan sus huellas en los escritos científicos de Abraham Maslow, Carl Rogers, Lawrence LeShan o Irvin Yalom. Si se observara más de cerca este fenómeno, no sería imposible rastrear los componentes espiritistas, liberales, ecologistas o gnósticos que constituyeron la fuerza motivacional que facilitó o incluso determinó la emergencia de sistemas teóricos aceptados como plausibles y “neutrales” por la comunidad científica.
Finalmente, debe ser destacada la creciente injerencia de las disciplinas “vecinas” en el interior mismo de la teorización psicológica. La ecología ha impulsado modelos holísticos, en los que el contexto es percibido como la variable independiente por excelencia en la determinación de la conducta, la que ha sido redefinida, a veces, como la unidad mínima en el estudio de la biosfera. Asimismo, se exige hoy “validez ecológica” a la teoría, esto es, que los sucesos estudiados deben poder ser detectados en el ambiente, puesto que de allí proceden. No menor es la incidencia de la informática y de la teoría general de los sistemas, que han generado verdaderas escuelas (cognitivismo, modelos constructivistas, sistémicos, etc) que, a su vez, van escindiéndose –ante nuestros ojos- en otras tantas, por ahora de contornos imprecisos. Los estudios sobre genética bioquímica de la neurotrasmisión, dominancia cerebral y neuroendocrinología  están alterando, en el presente, gran parte de lo que hasta ayer mismo se estimaba como válido en los campos  de la memoria, inteligencia, patología mental, aprendizaje o acción motora. En el otro polo del espectro, la sociología y la antropología social se ocupan de derribar viejas creencias –y de edificar otras- en áreas propiamente psicológicas, como pueden serlo la vida comunitaria y de los pequeños grupos, la motivación para el trabajo, el empleo del ocio o la armonía conyugal.
Los sistemas y escuelas psicológicos, entonces, constituyen una matriz inicial en la elaboración de diseños investigativos, y mudan incesantemente sus formas bajo el imperio de influencias diversas. Si bien deben ser reconocidos sus inconvenientes (promoción del dogmatismo, insensibilidad hacia la impugnación), también han de serlo sus meritos: organización de la percepción, fuente motivacional para el investigador, fuerza impulsora hacia lo inédito. Si bien el estado presente de la psicología no admite el gesto renacentista de anunciar una teoría general de la mente o del hombre, parece inevitable la convivencia con tendencias dispares del pensamiento, hijas de esa misma propensión a la totalidad. Estas divergencias obligan a una existencia en la incomodidad intelectual, pero no otra es la morada psicológica del científico.

Problemas metodológicos

De la inveterada discusión en psicología, se extraerán para su examen tres aspectos descollantes: la rigidez metodológica o “metodolatría”, la posibilidad de un sincretismo en lo teórico y la gran bifurcación hacia lo natural y lo histórico.
Un rasgo distintivo de la teorización psicológica lo constituye, como fue señalado, la proclamación de un objeto único, consensuado, universal. Este enclaustramiento en lo objetual ha producido la tendencia al método único y, por esta via, al modelo explicativo único. Las escuelas psicológicas, si se las estudia desde esta perspectiva, serán menos flexibles cuanto menos acepten la posibilidad de la multiplicidad de objetos y de métodos. Si el objeto es solamente uno, el método habrá de serle solidario, alimentando la teoría por él mismo creada y generando una circularidad “intraparadigmática” de la que no es posible salir.
Si esta tendencia, en cambio pudiera revertirse aceptando la pluriobjetualidad (y por tanto la fluidez metodológica), las teorías comenzarían a admitir, aunque se desbarate parcialmente su orden interno, hallazgos de otras teorías que, evidentes a los ojos del lego, no pueden ser reconocidas por el propio psicólogo. Un camino hacia este logro podría constituirlo –y así se lo ha propuesto contemporáneamente- el “cruzamiento” entre métodos y teorías, esto es, la investigación experimental de los descubrimientos observacionales y viceversa, y la combinación de pasos correlacionales, diacrónicos y experimentales en un solo proceso investigativo. Esta holgura metodológica permitiría elucidar incógnitas para las que el método que produjo la teoría es impotente, detectando nuevos factores de causación en lugares distintos a los tradicionales. Así, las entidades “sólidas”, los núcleos de racionalidad que habitan en todas las teorías psicológicas, en suma, los descubrimientos verdaderos, podrían ser reordenados en nuevas teorizaciones, más resistentes a la confrontación y, al mismo tiempo, más abiertas a la refutación. De hecho, este proceder se está abriendo paso junto a la idea de que no es el objeto único o la teoría a él enfeudada la entidad a estudiar sino el problema abierto, es decir aquello que aun ninguna teoría explica por completo y que une, por esa razón, a todos los investigadores.
La posibilidad del sincretismo teórico, de una concepción general –aunque siempre provisoria- del psiquismo que aúne sin contradicciones las evidencias aportadas por sistemas divergentes, constituye otro problema para el metodólogo, aunque más difícil de afrontar que el anterior. Descartando al eclecticismo como recurso propio de la filosofía o de las artes, queda en pie la posibilidad de un pluralismo sistemático, o un sincretismo que armonice, sobre un cimiento empírico, conceptualizaciones capaces de resistir las exigencias investigativas. El condicionamiento reflejo, la inhibición reciproca o el refuerzo son entidades que trascienden la imaginación de sus proponentes, pero también lo son la tendencia a la exploración autoiniciada, los proceso inconscientes y la capacidad conductora de la cognición consciente. No existen, en el presente, muchas propuestas de reordenamiento jerárquico de estos hallazgos, y entre las pocas algunas corresponden al eclecticismo de “buena voluntad”.
Sin embargo, si es cierto que la psicología es ciencia y, por tanto, revolución conceptual incesante, y si el impacto de las disciplinas vecinas posee la envergadura descripta en el apartado anterior, es inminente una reagrupación de conceptos en la que sólo pervivan los “consistentes”, incluso aunque este paso no sea dado por los psicólogos.
El tercer problema a presentar es inherente a la naturaleza misma de la psicología, la cual, como se ha indicado, constituye una interdisciplina en la que se interceptan lo biológico y lo social. Esto significa que sin la imaginación metodológica necesaria para articular los procesos naturales (más bien universales, “nomotéticos”) con los culturales (más bien epocales, “idiográficos”) no parece posible encontrar patrones comunes, regularidades, “leyes” que den cuenta del psiquismo como un todo. La circunstancia de que los componentes básicos del psiquismo sean indisociables (al menos para el psicólogo) complejiza extraordinariamente las tareas de la disciplina, y pueden considerarse evitaciones o “salidas fáciles” los planteos de estricto determinismo orgánico o estricto determinismo ambiental. Incomoda, por tanto, es la posición del psicólogo al tener, como meta final, la articulación puntual del hombre natural con el hombre cultural, o, dicho en términos más precisos, el establecimiento de los componentes filogenéticos y sociohistóricos y la descripción minuciosa de su ensamble. La reciente autonomía académica, en algunas naciones, de la sociopsicología y la neuropsicología no labora en esta dirección sino, más bien, en la contraria. La flexibilidad metodológica recién mencionada se impone, entonces, como único camino ante la magnitud de este problema, el más importante de la psicología. Tampoco es ésta una tarea que el psicólogo podrá afrontar por sí solo, y las líneas de despliegue de la ciencia actual parecen sugerir que el enigma será resuelto con la coalescencia de los ya numerosos expertos que proveen tanto las ciencias de la vida como las de la sociedad

Problemas profesionales

La tendencia a la diferenciación que distingue a las ciencias y profesiones se manifiesta con plenitud en la proliferación de especialidades psicológicas, las cuales, en algunas naciones, ya alcanza la cincuentena. Los asuntos ergológicos, jurídicos, etnológicos, políticos, publicitarios y hasta los de la exploración espacial están dando lugar a prácticas de promoción o asistencia muy circunscriptas, que responden a demandas culturales de todo orden. Sin embargo, no todas estas praxiologías cuentan con respaldo científico, y es cada vez mayor la brecha que se abre entre el psicólogo investigador y el “aplicado”. El primero, sumido en un piélago de problemas de carácter limitado, obligado a la lectura de un número creciente de informes y publicaciones especiales, no está en condiciones de dar respuesta científica a los complejos problemas que ocupan al profesional. Este, a su vez, presionado por la exigencia de respuestas urgentes no encuentra, en el estado actual de la investigación, un aval confiable a sus intervenciones. Todo sugiere la imposibilidad de que un mismo personaje social pueda constituirse en indagador de tópicos puntuales y resolutor de problemáticas amplias, y parece éste un camino sin retorno. Esta situación se ve agravada por las tendencias de los grupos “profesionalistas” a desplazar, en la conducción de las asociaciones y cuerpos colegiados, al investigador básico. Es éste un punto crítico para la cohesión gremial, y algunos observadores han presagiado una emigración masiva de investigadores hacia disciplinas más atractivas u hospitalarias, como la biología del comportamiento o la antropología. Si prosiguiera esta preeminencia de las ramas aplicadas en los planos conductivos, la psicología devendría una morada incomoda para el estudioso de la percepción, la neurotrasmisión o el desarrollo cognitivo, que se vería forzado a buscar un hogar más confortable en las disciplinas vecinas.
Al mismo tiempo, los reproches son mutuos. El psicólogo de los procesos básicos suele percibir en el profesional a un improvisado que va más lejos de lo que la investigación es capaz de respaldar, y que ignora si su conocimiento progresa y por qué lo hace. El práctico, a su vez, imputa al investigador un excesivo centramiento en las funciones elementales que ocurren en breves escalas de tiempo, cuando lo que la sociedad reclama es un abordaje de las situaciones humanas complejas en procesos de larga duración.
Otro factor que complejiza el futuro profesional es el desmesurado incremento de la matrícula estudiantil en las universidades, fenómeno que, de mantenerse constante un mundo poblado por más psicólogos que habitantes en más de dos siglos. Sin embargo, esta expectativa extravagante -cuya implicancias filosóficas no pueden estudiarse aquí- carece de re… si se considera que la psicología no sobrevivirá –como disciplina unitaria- doscientos años, sino que, seguramente, habrá de transformarse en una miríada de saberes y quehaceres dispersos, olvidados incluso de su remoto suelo común.
Por último, resulta pertinente una mención a la formación de psicólogos en la América Ibérica, y a sus principales problemáticas. Como profesión, la psicología nació a fines del siglo XIX en Estados Unidos, y bastante tardíamente irradió a Europa e Iberoamérica. Aun hoy, hay mas psicólogos en aquel países que en todos los demás juntos. Las carreras europeas fueron motorizadas por factores económicos y tecnocientíficos estadounidenses; promediando los 40 la psicología era en Francia, Alemania, Italia o Rusia no más que una especialización de posgrado para filósofos. En Francia se reconoce la licenciatura en 1944, y en la ex Unión Soviética recién se organizan los estudios de pregrado en 1966. Hispanoamérica no es ajena a este influjo, y los primeros departamentos y escuelas emergen más o menos en esos tiempos, siendo los países lideres México (1937), Guatemala (1946), Chile (1948), Colombia (1948) y Cuba (1950). En Argentina se crea la profesión en 1956, al igual que en Venezuela y a tres años de distancia de Brasil (1953). Más recientemente se organizan los estudios de grado en Uruguay (1962), Nicaragua (1970), Bolivia (1971) y Paraguay (1972).
Existe acuerdo en que la psicología iberoamericana transitó tres ciclos definidos, si bien con modalidades regionales. En primer término el psicólogo fue definido como un psicómetra, esto es, un auxiliar de la pedagogía, la medicina y la ergología que trasladaba a estos ámbitos conocimientos presuntamente nacidos en la experimentación de laboratorio. A partir de la Segunda Guerra el psicólogo se transforma en un asistente abocado a la practica de la orientación y la terapia, quehacer éste siempre reclamado por el médico y que promueve querellas jurídicas (debe destacarse que en Estados Unidos la practica de la psicoterapia por psicólogos se legisló lentamente y estado por estado, desde Connecticut (1945) hasta Missouri (1977). El tercer ciclo de la psicología profesional iberoamericana se distinguió por el énfasis en los aspectos preventivos y comunitarios, por la investigación sobre los efectos de ese tipo de intervención, y por la consolidación en los planos legal y deontológico, tendencias que aun perduran.
Algunos de los inconvenientes mas señalables de la capacitación de psicólogos en Iberoamérica los constituyen los avatares políticos –ha sólido atribuirse a ellos actividades desestabilizadoras o, al menos, contestatarias-, la escasez de presupuestos para la investigación básica, la carencia de bancos de datos y bibliografías actualizadas y la imprecisión en la demarcación del rol profesional. En Argentina, por ejemplo, la psicología es ensenada desde la perspectiva monoteórica del psicoanálisis, lo que genera un tipo de egresado que no se percibe a sí mismo como parte de la comunidad internacional de psicólogos –en la cual el espacio ocupado por el paradigma psicoanalítico no es importante. Al mismo tiempo, este tipo de formación produce la hipertrofia del área clínica en detrimento de otras, socialmente más demandadas y poseedoras de mayor tradición investigativa.
El fenómeno contemporáneo de “achicamiento del mundo”, hijo de la expansión extraordinaria de los medios de comunicación, está produciendo, no obstante, un rápido acercamiento del psicólogo hispanohablante a sus colegas del extranjero, y ello a través de los numerosos congresos internacionales, publicaciones multilingües, enseñanza telematizada, modalidades no presenciales de actualización y posgrados transprofesionales. Pero estas tendencias de base tecnológica que operan en dirección a la unidad constituyen, a la vez y a plazos medianos, el mismo tipo de agente cultural que transformará –a escala mundial- a la disciplina en un haz de ciencias biológicas y microsociales con fuero propio, las que habrán olvidado, acaso, las pugnas por la autoafirmación en las que se debate la por ahora ciencia madre.

ALBERTO VILANOVA
UNIVERSIDAD NACIONAL
DE MAR DEL PLATA,
JULIO 8 DE 1992

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